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Andrés Morosini Rechoppa, un jockey de 28 años, nacido en nuestro departamento, que se convirtió en fugitivo tras secuestrar a sus dos hijos de 2 y 6 años, en abierto desafío a una orden judicial que le prohibía acercarse a su expareja, Micaela Ramos.
El caso estalló el miércoles. Según la denuncia, Morosini irrumpió en la casa de Ramos, la amenazó con un cuchillo y la advirtió: “Si te acercás, los mato”. Acto seguido, subió a los niños a un BYD rojo con llantas negras y sin matrícula delantera, y huyó. Desde entonces, la Policía despliega un operativo inusual para este tipo de hechos: Guardia Republicana, Caminera y hasta la Dirección de Aviación participan de la búsqueda.
La relación rota y las denuncias previas
La historia de fondo es la de una relación quebrada por los celos y la violencia. Ramos había denunciado a Morosini por episodios de agresión verbal y física. La Fiscalía, al tener en cuenta que el jockey contaba con antecedentes por riñas, dispuso una orden de restricción. Esa medida marcó la separación definitiva de la pareja.
En paralelo, él intentó retomar el contacto por las redes y a través de mensajes de WhatsApp. No tuvo éxito. La tensión escaló hasta el desenlace actual: el secuestro de los menores y la huida por las rutas del litoral.

Una fuga planificada
Los investigadores sostienen que Morosini no actuó improvisadamente. Según los registros de peajes y cámaras de balanzas, el BYD rojo cruzó la Ruta 2 hacia Fray Bentos, para luego moverse por caminos de Río Negro. Desde entonces, se perdió su rastro.
El Ministerio del Interior sospecha que el jockey conocía los pasos y rutas alternativas, habituales en el mundo rural, y que habría preparado un recorrido para dificultar la persecución.
La angustia de la madre
Mientras tanto, la voz de Ramos resuena en redes sociales: “Me estoy muriendo. No sé dónde están mis hijos”. Sus publicaciones se viralizaron y se convirtieron en parte de la presión social que rodea al caso.
OFICIALMENTE DIFUNDEN PEDIDO DE APOYO PARA LOCALIZAR A FRANCISCO Y ALFONSINA MOROSINI
Las autoridades difundieron las imágenes de los niños cuyo paradero se investiga. La requisitoria oficial aparece 24 horas después que ya fuese difundida ampliamente por la progenitora de los pequeños.


La requisitoria policial para el caso del padre.

LA PISTA CLAVE: las huellas que terminan en el agua
La hipótesis de que Morosini condujo su BYD rojo hasta sumergirlo en el cauce no surge de conjeturas. Son pruebas físicas las que llevaron a la Policía a instalar allí su comando de búsqueda.
Cámaras de peajes y balanzas siguieron el recorrido del vehículo desde la ruta 2 hasta internarse por la 24 y finalmente la 20. En ese trayecto, agentes de la Policía Científica detectaron huellas frescas que coincidían con las del rodado sospechoso. Las marcas terminaban abruptamente en la orilla del arroyo, sin maniobras de retorno ni desvíos alternativos.
El dato fue contundente: las ruedas parecían haberse hundido directamente en el agua.

El DESPLIEGUE
Con esa evidencia, el Ministerio del Interior puso en marcha un operativo de gran escala: drones térmicos, helicópteros, lanchas neumáticas, buzos de la Armada y personal de la Guardia Republicana.
La escena se transformó en una base de búsqueda de película: carpas instaladas al costado de la ruta 20, vehículos de alta movilidad y equipos de rescate subacuático trabajando en aguas turbias, de entre 1,5 y 3,5 metros de profundidad y con una corriente peligrosa.
LOS INVESTIGADORES MANTIENEN DOS HIPÓTESIS
1. Que el auto esté sumergido en el arroyo Don Esteban.
2. Que Morosini haya utilizado el lugar para despistar y continúe oculto en alguna zona rural cercana.
EVELYN MOROSINI
La hermana del joven requerido por las autoridades y tía de los pequeños por cuya ubicación fue solicitada colaboración a la población fue entrevistada en Mercedes, en relación a la consternante situación que involucra a su familia.
LA TRAGEDIA SE CONSUMÓ EN SILENCIO
La tragedia se consumó en silencio bajo las aguas turbias del arroyo Don Esteban. Allí, a la altura del kilómetro 58 de la ruta 20, cerca de Young, se encontró el desenlace que nadie quería confirmar: los cuerpos sin vida de Andrés Morosini Rechoppa, de 28 años, y de sus dos pequeños hijos, Alfonsina y Francisco, de apenas 2 y 6 años.
La búsqueda, que durante días mantuvo en vilo a Soriano y a todo el país, terminó en un hallazgo desgarrador. Buzos de la Armada Nacional, junto a efectivos policiales, localizaron el automóvil sumergido a tres metros de profundidad. Dentro, atrapados en un silencio eterno, yacían padre e hijos.
Minutos después de las 10 de la mañana, un productor rural de la zona fue convocado con su tractor para tirar del vehículo que estaba a cien metros del puente, a donde lo llevó el arrastre de las aguas.
Una vez extraído el BYD, se retiraron los cuerpos, los que inmediatamente fueron trasladados en ambulancia a la morgue de Young.
Morosini, quién desde el miércoles era intensamente buscado tras secuestrar a los niños en medio de una disputa marcada por la violencia, encontró en esas aguas el último refugio. La huida desesperada concluyó en tragedia, dejando tras de sí un vacío imposible de llenar y el eco de un drama que sacude a toda la comunidad.
