Dolores, cuna de cracks!

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Un tornado arrasó todo, menos con la casta de campeones.

Dolores se ubica junto al rio San Salvador. Sus 17.000 habitantes jamás imaginaron lo que sucedió. Un tornado arrasó con la ciudad en menos de cinco minutos.

Los doloreños más allá del drama y la tragedia, volvieron a mostrar su casta, su amor propio, ese que los destaca y destacó a lo largo de la historia en muchas áreas, pero principalmente, en el fútbol.

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Cuando Miguel Andreolo llegó a Italia fue recibido como crack. Y lo era. Venía de ser Campeón Sudamericano y del Mundo con Uruguay en 1930, además de haber logrado el Campeonato Uruguayo vistiendo la blusa de Nacional. El uruguaiano había nacido en un pequeño pueblito del interior, en Dolores, el 6 de setiembre de 1912. Y desde niño había sido todo un atleta.

Comenzó desde muy joven en el Libertad y sus grandes actuaciones lograron trascender fronteras. Emisarios del club tricolor lo sacaron de su Dolores natal y lo llevaron a Montevideo, al naciente fútbol profesional de la capital.

Con Nacional ganó todo. Y volvió a repetir lo que había hecho en el Libertad. En vez de Montevideo, esta vez, lo vinieron a buscar de Bolonia, y allá marchó con toda su clase.

Andreolo jamás se olvidó de Dolores. Ni siquiera cuando obtuvo la doble nacionalidad y jugó por la selección italiana. Con la azzurri ganó la Copa del Mundo en 1938. ¡Si habrá sido crack!

Después pasó por varios clubes italianos, hasta que en 1950, colgó sus botines. Murió en Potenza, en 1981.

Y vaya casualidad, ese mismo año, otro doloreño llegaba a la cima del mundo también con Nacional: Juan Carlos Blanco. Cacho, para todos quienes lo conocen de siempre. El zaguero siguió los pasos de Andreolo. Nacido en 1946, llegó al fútbol capitalino con solo 17 años. Y en poco tiempo ya lograba lo que ninguno había alcanzado antes con la camisa tricolor: ganar la Copa Libertadores y la Intercontinental en 1971.

Integrante de un equipo fabuloso, ganó cinco veces el Uruguayo, y en 1980 repetía como Campeón de América y del Mundo en aquel recordado equipo ideado por Don Dante Iocco, con «los leales del 71».

Del Nacional multilaureado al Zaragoza, pero cada vez que podía, regresaba a sus pagos: a Dolores. Ya ciudad, seguía siendo cuna de campeones. Ganador nato, se retiró con un invicto clásico de ocho partidos: cuatro triunfos y cuatro empates. Hoy sigue vinculado al club de sus amores, y sufre por la tragedia de sus pagos. «Tengo dos hermanos allá, primas, primos, sobrinos. Gracias a Dios, sufrieron sólo pérdidas materiales… fue tremendo. Una tragedia. La ciudad quedó devastada. Estuve en contacto con ellos, y fue terrible», dice Cacho, uno de los hijos pródigos de Dolores.

El perfil lo presenta así: Raúl Norberto Möller Bartel, nacido en Dolores, Soriano, el 9 de octubre de 1950. El doctor Möller, veterinario de profesión, pero futbolista de corazón, también dejó su huella en el fútbol capitalino. Es otro campeón, y siguió a sus antecesores, no sólo como jugador de Nacional, sino también en la selección uruguaya.

«Fue un golpe durísimo, tremendo. Mi señora también es doloreña, y estamos ayudando en todo lo que podemos en la Casa de Soriano. Ella está en todos los detalles. ¿La verdad? Ver las imágenes de la ciudad destruída fue espantoso», dice Möller, o Moyer como le llaman en Dolores.

Andreolo, Blanco, Möller, y más acá en el tiempo, otro crack dejó su huella marcada a fuego en el fútbol uruguayo: Santiago Ostolaza.

El Vasco nació en 1962, hermano mayor de una familia de seis varones y una mujer, empezó a destacarse desde muy chico en el fútbol. «Hijo e tigre», decían en el barrio, porque Santiaguito seguía los pasos de su padre, sólo que en vez de arquero, había elegido correr en el mediocampo.

Empezó en el baby. En el Bella Vista de Dolores. Y de ahí, en poco tiempo, ya estaba en la mira del otro Bella Vista, el de Montevideo.

Su ascendente carrera lo catapultó al fútbol grande casi de inmediato, porque a los 15 años fue citado para jugar en la selección mayor de Soriano. Un año después, debutaba en Primera. El papal lo cobijó, y en medio de una legión de grandes futbolistas, el Vasco se destacó como ninguno. Su citación a la selección juvenil no demoró en llegar. Uruguay, Nacional y la fama grande, continuando el camino que otros doloreños habían iniciado. El puntapié inicial de Andreolo continuaba en los pies de Ostolaza.

«Al otro día del tornado estaba en Dolores. Fue muy duro, fue un golpe, pero la gente mostró su fuerza y hay una solidaridad enorme», apunta, el último crack.

El Tornado arrasó con todo, menos con la casta de campeones de los doloreños.

Andreolo. La nomenclatura lo recuerda en su ciudad natal

Miguel Andreolo (Andriolo en la calle que lleva su nombre en Dolores) fue el primero en dar a conocer al pequeño pueblo de Uruguay cuando llegó al fútbol de Italia. Tras lograr la doble ciudadanía, defendió a la selección azzurri y pasó a llamarse Michele Andreolo, como se le conoce en Europa. Campeón del Mundo, fue el primer gran embajador de Dolores.

Blanco. «Es como volver a empezar, fue devastador»

«Cuando vi las imágenes por televisión no lo podía creer. La ciudad estaba en ruinas… fue un golpe durísimo, terrible, pero después de hablar con mis hermanos, me quedé más tranquilo. Todavía no fui. Te dicen que si no tenés nada que hacer, mejor esperar porque hay mucho trabajo… pero voy a ir», apunta Cacho Blanco, doloreño de raza.

Ostolaza. «La gente no hace más que agradecer…»

«Al otro día del tornado estaba alla. Fue un susto mayúsculo. Tengo familiares, amigos, estaba muy preocupado porque hubo daños importantes, se volaron chapas, cayeron estructuras, pero por suerte todo fue material, no hubo que lamentar lesionados. La gente está muy agradecida, hay una euforia increíble, una fuerza tremenda», señala el Vasco Ostolaza.

Möller. «Nosotros zafamos, pero fue un golpe tremendo»

«Fue un golpe tremendo, muy duro. Tengo familia allá, y mi señora también, los dos somos doloreños, pero por suerte zafamos. Hubo daños materiales, pero nada que ver con lo que le pasó a mucha gente. No tengo dudas que se va a salir adelante, hay un empuje bárbaro. Yo voy a ir la próxima semana», dice Raúl Möller, un doloreño de ley.

Fuente: http://www.ovaciondigital.com.uy/futbol/dolores-futbolistas-cracks-dolores.html

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